La Tecnicatura en Artes, Artes Plásticas y Visuales tiene una duración de tres años, sumado el proyecto de egreso, y se dicta únicamente en la sede de Rocha del Centro Universitario Regional del Este (CURE). El servicio de referencia es el Instituto Escuela Nacional de Bellas Artes (IENBA).
Alejandro Turell, Licenciado en Artes, Artes Plásticas y Visuales, actual coordinador de la tecnicatura, comentó que a lo largo de los tres años “los estudiantes van experimentando lenguajes en la medida que van avanzando en la carrera”. Según Turell es “un hallazgo muy importante” desde el “primer plan de estudio”, ya que “se vuelve muy entretenido porque muchas dinámicas de los cursos son en formato práctico-taller-teórico”, destacó el coordinador.
“Un día podés estar viendo una proyección de imágenes o un fragmento de una película y en ese mismo día estás experimentando con el lenguaje”, ejemplificó el docente a cargo del taller de Libre Orientación Estético Pedagógica, del perfil fotográfico.
Magalí Pezzolano, docente a cargo del taller de Libre Orientación Estético Pedagógica, del perfil gráfica, explicó que la trayectoria funciona “como un embudo invertido”.
Pezzolano dijo que “la carrera empieza con mucha carga horaria de estética y percepción, tiene que ver con cómo nos paramos frente al arte y conocimiento de esa índole”. En el segundo semestre comienzan los talleres, “en el primer año es dibujo y pintura, después en segundo año es de volumen, para luego pasar a la gráfica y el tercer año cerámica” y “después a fotografía”, describió. “Inversamente a lo que ocurre en la licenciatura en Montevideo”, en la tecnicatura “obligatoriamente transitan por todos los lenguajes”, remarcó Pezzolano.
“Desde una perspectiva del arte contemporáneo”, hay una búsqueda de “poner mayor énfasis en los procesos, y no tanto en los resultados”, consideró. “El docente como guía y acompañando los procesos internos y creativos del estudiante que son riquísimos, qué decisiones toma, qué decisiones deja de lado y por qué, fundamentando, es la riqueza que tiene todo proceso de prácticas artísticas”, señaló Pezzolano.
Para el trabajo final de egreso, los y las estudiantes son acompañados por un tutor que “los va a ayudar a llevar adelante el proceso creativo”, mencionó Turell. El trabajo “puede ser teórico-práctico o puede ser práctico, o sea de lleno en el campo de la experimentación o la elaboración de obra”.
“Soy la primera universitaria de mi familia”
Sybil Mercado, estudiante avanzada de la tecnicatura de Artes, Artes Plásticas y Visuales, se inscribió en 2014 a la trayectoria cuando regresó de Montevideo. “Cuando vi que podía ingresar a la Udelar con algunas materias previas dije: ‘Es el momento de inscribirme’”, recordó.
“Tenía muy claro que me interesaba el maquillaje artístico. Empecé a maquillar a los 10 año”, luego “en la murga de mi padre” y “eso fui a estudiar a Montevideo”. “Sin duda que la UTU fue una instancia de aprendizaje increíble, de mucha práctica”, recordó, en relación a su etapa de formación previa.
“Había vuelto de Montevideo con mi bebé de nueve meses, en esa época estaba bastante desconectada con el estudio, entonces era buscar posibilidades en el territorio. Nunca había habitado una universidad, creo que habría pisado una universidad de casualidad, soy la primera universitaria de mi familia”, contó Sybil.
En ese momento, “daba talleres de maquillaje artístico acá en Rocha, en el Centro Cultural María Élida Marquizo, durante ocho años” y “era muy importante poder estar compartiendo mi conocimiento en mi ciudad”, y a su vez “el mercado laboral fue una parte formadora”. Sin embargo, con la “complejidad de maternar, trabajar y estudiar”, tuvo que frenar su carrera universitaria momentáneamente.
En el ínterin, estudió educación sexual integral y allí “la formación académica entró en mi desde otra manera”. “Al otro año me anoté nuevamente y ahí fue mi retorno, sentí que comencé realmente la vida universitaria, a incorporarme no solamente a una carrera, a lo que yo sí quería estudiar, sino también a lo que significa habitar un espacio universitario en Uruguay”, definió.
Respecto a la modalidad en la formación, “tenemos mucha práctica, tenemos muchos talleres”, describió Sybil. “Uno de los objetivos que tiene la tecnicatura es siempre motivar al estudiante en la confianza creativa del estudiante, a trabajar en los procesos y eso fue lo que yo encontré en ese espacio”, reflexionó en torno a la relevancia del proceso creativo.
En referencia a sus intereses dentro del arte, Sybil expresó que su idea es “juntar el maquillaje, la educación sexual integral, el arte tiene esto de que es interdisciplinario, para nutrirse, para poder generar contenido y sostén a la obra, entonces seguramente me meta por el lado del body paint, de la performance, de la instalación inclusive con cuerpos vivos en relación al territorio” y “en relación al ambiente, una de las direcciones que tiene el CURE en su proyecto como universidad”.
“La instalación es una disciplina artística en la cual se intenta generar una producción artística, una creación que habite todo un espacio y que el público pueda interactuar con esa obra de arte, sensibilizar a las personas, atravesarlos en la temática. Esa disciplina me pareció súper interesante. Abrir esa puerta al espacio público del arte, que es una de las cosas fundamentales”, esgrimió.
“El arte tiene que ser público y accesible a todas las personas”, remarcó Mercado.
“El artista como parte de la sociedad”
Bajo el marco de la tecnicatura, todos los años se realizan “proyectos de extensión” que surgen “de la comunidad, como reflexiones, puestas en valor de algunos temas que a veces la sociedad deja un poco en el olvido”, manifestó el coordinador.
En la actualidad, “se está trabajando en la puesta en valor de las piezas escultóricas de Alfredo “Lucho” Maurente, y parte de esa puesta en valor, es la restauración, porque muchas de esas piezas se venían dañando. Se tuvo que hacer un acuerdo con la parte de volumen y restauración de Facultad de Artes en Montevideo y a partir de ahí, este año, en La Paloma (Rocha) se va a hacer un trabajo conjunto con la comunidad, con estudiantes y va a estar abierto también al público”, aclaró.
“Desde mi perspectiva, la extensión es una pata bastante fuerte en lo que tiene que ver con la carrera. Ir a territorio, no solo al taller en cuatro paredes, sino también al taller afuera, el artista como parte de la sociedad y parte de las cosas que están sucediendo en la sociedad”, complementó Pezzolano.
Sobre la salida laboral en el rubro artístico, el coordinador afirmó que “hoy en día existe una forma de incorporación” y “gestión de políticas culturales que ayudan” a la inserción de los egresados.
“Muchos estudiantes siguen profundizando con su obra plástica, con un carácter más artesanal. Hay estudiantes que parte de su conocimiento lo quieren volcar en la comunidad. La docencia también como una forma de continuar el legado de las artes, desde la enseñanza inicial, media y secundaria. En Rocha hemos tenido estudiantes que después han continuado pintando trabajos murales, en cargos de obra. A la vez, el arte no está concebido dentro de los canales de productividad que generalmente esta sociedad nos promueve, entonces ahí hay una reflexión por parte de los estudiantes”, concluyó Turell.
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